Visión Social – Asociación educativa

La alfabetización, una manera de resurgir de las cenizas…

Salir y entrar, es el inicio y fin de nuestro constante tránsito por la vida, salimos del vientre materno y entramos en un estado de atención permanente del cual vamos saliendo a medida que crecemos y nos hacemos autónomos, cuando se tiene la fortuna de entrar a este mundo a través de la pertenencia a una familia que provee experiencias relacionadas con la cultura, entre ellas, la lectura y escritura de códigos alfabéticos; estos se aprenden y hacen parte de una más de las tantas experiencias de vida, leer y escribir se produce de una forma tan natural que a veces incluso no es motivo para la reflexión de los padres o cuidadores sobre cómo se dio, pero sí, para quienes rodean al nuevo lector y escritor y vivan ese logro como propio.

A veces se sale, o se llega a este mundo, en medio de unas dinámicas familiares en las que acceder a la lectura y escritura no es la prioridad, se aprenden otras cosas también importantes que condicionan la subsistencia, la oportunidad de contar con educación formal se trunca porque no es importante para los padres o cuidadores, o porque, aunque es importante, la escuela queda demasiado lejos y cuando ya se es mayor para llegar, no se puede pues ya el tiempo no alcanza, siempre hay a quien cuidar, al hermano menor, a una abuela enferma, o se requiere hacer trabajos en casa o en otras casas y poco a poco se resta importancia a la posibilidad del aprendizaje de la lectura y escritura y no se dedica tiempo y esfuerzo a la necesidad de descifrar y escribir esos códigos.

En mi experiencia implementando procesos de alfabetización dirigidos a comunidades menos favorecidas, he tenido la oportunidad de recorrer este país, lo cual me ha llevado a experimentar la alegría de jóvenes y personas mayores cuando acceden al contexto alfabético y experimentan ese acto de liberación, del que habla el pedagogo Paulo Freire, el cual queda presente al oír expresiones como “al aprender a leer y escribir salí de las cenizas, pues siempre he trabajado como cocinera en fogón de leña, ahora sé que puedo sacudirme esas cenizas, cambiarme esta ropa y conseguir otro trabajo, otra manera de ganarme la vida”; estas fueron las palabras que en un acto de clausura de un modelo de alfabetización pronunció una mujer participante del mismo. De igual manera, al hablar en un grupo con uno de los integrantes de la experiencia de aprendizaje que estaba viviendo me dijo “en este momento ya puedo hablar con mi jefe y proponerme para un ascenso, ya voy a salir de ser un peón, pues lo único que me lo impedía era no saber leer y escribir, porque del oficio lo sé todo”; asimismo, recuerdo las palabras de una señora mayor, quien me dijo “ahora que sé leer sí voy a hablar con todas las personas, antes evitaba conversar para que no se dieran cuenta que no sabía y era mejor estar siempre brava para que nadie se me acercara”. Y así, como estos relatos, son bastantes las historias de vida que dejan ver las puertas que se abren para entrar a otras oportunidades en donde las personas alfabetizadas sueñan con mejorar sus condiciones de vida, no tan solo desde lo laboral, sino también en lo personal, es salir de una realidad que los ha mantenido anclados a una rutina y entrar a otras experiencias en las que pueden brillar y dar luz a quienes les rodean.

Se han invertido bastantes recursos en la Política Pública de alfabetización, a través de diversos programas de Gobierno, no obstante, el número de ciudadanos que aún no han sido alfabetizados es bastante grande, no tan solo en las áreas rurales como se cree, sino también en las grandes ciudades, lo cual hace que el reto y los esfuerzos continúen. Es necesario que las empresas desde su área de responsabilidad social se unan para implementar estrategias que contribuyan a disminuir la tasa de analfabetismo nacional, la cual según la última Encuesta Integrada de Hogares del Departamento Administrativo Nacional de Estadística DANE es del 5.2%, y no solo es importante la alfabetización como tradicionalmente se ha concebido, se hace necesario incluir elementos de tecnología, como también de economía sostenible, lo cual genera un mayor impacto en los potenciales usuarios, quienes demandan ser atendidos en sus necesidades contemporáneas con programas innovadores, contextualizados, vigentes y atractivos.

Por Gloria Puentes Ávila, líder de modelos educativos flexibles.

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